Dos temporadas atrás, el grupo Krapp, colectivo de fuerte impronta en el mapa de la danza contemporánea independiente local, realizó en el Cultural San Martín una creativa retrospectiva sobre su producción que llamó «Retrocedida Krapp».
Esta semana, la Bienal de Arte Joven, cuya movida de hace dos años auspició excelentes propuestas demostrando un interesante nivel curatorial, intensificó la difusión de su próxima edición que comienza el martes. Entre las ofertas que hacen al mapa de las artes escénicas, el foco estará puesto en una serie de actividades que giran alrededor de una retrospectiva dedicada a El Descueve, grupo icónico de la danza a 25 años de su nacimiento. Habrá una nueva versión de Todos contentos, con bailarines jóvenes, una exposición fotográfica, un reportaje público y habrá fiesta. La industria discográfica, sea por razones comerciales o por necesidades de entablar diálogo con sus huellas más significativas, suele recurrir a este tipo de prácticas bajo formatos varios (algunos sumamente redituables en términos económicos y de impacto mediático). Lo significativo es que detrás de estas dos retrospectivas (una reciente; la otra, inminente) se plantea por elevación la necesidad de revisar la historia reciente de la danza contemporánea para poder entablar puentes generacionales y ampliar la mirada de una actividad artística que, en comparación al movimiento teatral, tiene menor masa crítica, espacios para su difusión, ayuda estatal y estudio analítico.
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